No os quiero engañar. No esperéis una entrada a favor o en contra de la independencia. Mi ideología y moral arraigada en un sentimiento de izquierdas, cada vez más catalanista, en auge progresivo debido al despotismo cutre de baja moral, apatía y la falta de respeto hacia los Catalanes en España.
No hablo de derechas, ni izquierdas, ni de patriotismo, ni de nacionalismo, ni de independencia. Sino de la falta de RESPETO. Ese desprecio que viene abanderado por insultos de poco nivel, por éstos que defienden sus ideales y razonamientos déspotas basados en el periodismo español más rancio. Éstos que difunden sus ideas marginales favorecidos por un viento de poniente que les empujay les eleva cuanto más radicales y hooligans son sus argumentos. Éstos que gritan a “a por ellos”. Éstos que no razonan sus argumentos, ni les importan dónde decirlos. Sólo buscan dejar en evidencia. Éstos que nunca han estado en Cataluña, pero se creen con el derecho de opinar sobre nosotros. Éstos que piensan que somos escoria, basura a limpiar. Éstos que creen que somos tontos y nos dejamos engañar… A ésos que no quiero en mi España. En la España de mis padres, de mis abuelos, de mi familia, de mis amigos; en la España que respeta.
Pues estoy enfadado, triste, dolido. Cuán quien tiene que apoyarme gira la cara y me manda callar cuando soy insultado por ser catalán. Cuando insultan a sus amigos, mis amigos, a su familia, mi familia; no es momento de girar la cara, ni de callar. Es el momento de condenar a quien basa sus argumentos en insultos vacíos de inteligencia racional que alteran la convivencia.
Hablo de respeto, pero no pediré perdón por llamar fascista a quien se lo merece. No pediré perdón por perder la compostura cuando soy insultado, aunque no fuese el momento. No pediré perdón por defender mis ideales, a mi familia, a mis amigos, y sobre todo, no pediré perdón por ser catalán, por ser independentista o por no serlo. Pero eso sí, todo desde el respeto.
Espero una disculpa.
Espero una disculpa.