León, calles medievales con casas pequeñas con colores opacos, calles estrechas y empedradas. El exterior de la catedral es precioso pero lo bueno esta aún por llegar. Al entrar a la catedral puedes apreciar la cantidad de colores y siluetas (que ni en una noche en la Florida 135 puedes llegar a ver) de las vidrieras.

Al salir de la catedral empieza mi pequeño calvario (será por no santiguarme al entrar, por no hacer mi plegaria al cristo, por no dejar donativo, por no poner una vela o por hacer foto cuando estaba prohibido, ¿Quién sabe?. Pero "The Truth is Out There".

Al intentar sacar dinero en el cajero, digo intentar, porque la tarjeta de crédito no funcionaba, entré al banco para arreglarla. Perdí una hora para nada, por que se borraron las bandas magnéticas (te cagas, ¡las bandas magnéticas!, ¿Pero que coño eso? ).

Al salir del banco fuimos en busca de una tienda de bicicletas para comprar grasa, desegransante y un par de cosas más. Al salir notó que algo va mal en la bici, miró la rueda y he pinchado (La próxima vez intento hasta rezar). Tardo treinta minutos en reparar la rueda y empezamos a salir de Léon.

Si la entrada era mala, la salida era mucho peor. Para una ciudad “milenaria”(Viladecans tiene también cien años y tiene un puto carril bici para ir a la playa). Si quiere albergar una ruta más que milenaria (recalco) tendrían que mejorar las infraestructuras tanto de entrada y más de salida, habilitar un carril bici como “d” manda. Las aceras pequeñas y mucho trafico en la salida (horrible). En fin podría poner verde a esta ciudad, que a partir de hoy para mi no tiene ningún respeto, espero no volverla a pisar, sino es por fuerza mayor (= muerto).

Después de salir por ese laberinto de carreteras, caminos, calles y aglomeraciones me doy cuenta que he pinchado otra vez (ahí es cuando me cago en “dios”) pero tengo tiempo de llegar a una gasolinera y cambiarla, 30 minutos más perdidos.

Son las 15:30 y todavía nos quedan 20 km con un sol de infierno (creo que estoy cerca del purgatorio). Pero al salir de Léon cambia el paisaje soso y descolorido por otros vivos, montañosos y radiantes. El O Cebreiro nos acompaña durante todo el camino, no nos deja ver más allá. (algunos días más tarde nos dimos cuenta que no era el O Cebreiro pero tiene su gracia).

A las 17.00h entramos en Hospital de Orbigo un pueblo medieval. En el pueblo hay un puente que tardaron varios siglos en construirlo y dice la historia que un caballero retaba a todos los que querían pasar por él a batirse en caballo (sólo murió un catalán).

Un día muy largo hay que descansar.

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